Un amor no correspondido es un sentimiento humano exacerbado y obsesivo de amor romántico, de un sujeto hacia otro y que no es recíproco, aun cuando esa reciprocidad sea profundamente deseada de parte del sujeto que anhela la correspondencia. En casos muy extremos pueden llegar a desarrollar enfermedades psicométricas autodestructivas. Esto puede desencadenar sentimientos tales como la depresión, ansiedad, y cambios bruscos de humor entre depresión y euforia. El estado de ánimo producido lo describían en el siglo XI los trovadores y hoy en día para muchos cantantes es un tema recurrente. El hombre fue creado a la imagen y semejanza de Dios. Todas sus necesidades básicas se satisfacen por medio del amor, la comunicación y la interacción con los demás. El rechazo causa que el individuo no pueda ser feliz porque no puede recibir amor, seguridad, aceptación, identidad y reconocimiento. No se encuentra capacitado para amar ni para recibir amor. El resultado es la incapacidad y la destrucción total de la persona. Son personas amargadas, celosas, chismosas e hipócritas. Observamos que el Señor Jesucristo venció el rechazo: ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que lo deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. El rechazo es una herida profunda en el corazón que puede causar la destrucción total del individuo, cuando no es tratado a tiempo.
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